viernes, 2 de diciembre de 2011

Mi libro, un sueño.

Hola a todos mis seguidores y lectores, quiero compartir con vosotros un sueño que se llama "33 noches de sexo en tu cama" . Es mi primer libro en el que podéis leer los mejores relatos eróticos que he escrito e incluye un relato largo que no está editado por completo en este blog. Espero que os gusten  y didfrutéis de su lectura tanto como yo he disfrutado escribiéndolo También quiero darle las gracias a la persona que me ha ayudado a editarlo porque sin ella y todo el tiempo que le ha dedicado simplemente el libro no estaría aquí. Y doy las gracias a todos los que me han apoyado y se han alegrado de que este pequeño proyecto haya sido adelante. Cada relato está hecho con todo mi Cariño para vosotros.
Muchísimas gracias a todos por estar conmigo. Vosotros también sois un sueño.

Podéis ver mi libro en: http://erotica.bubok.es

domingo, 6 de noviembre de 2011

Pasada la Medianoche.

El me contó esta historia a través de un susurro en mi oído, muy despacio, como caricias, haciéndome sentir un cosquilleo continuo en el cuello provocándome un placer del cual él no era consciente, o quizá sí.


Fue en un pub lleno de gente, pasada la medianoche, después de varias cervezas heladas. La música sonaba muy alta, apenas se podía hablar y menos escuchar. Así que muy cerca de mí me contó como el protagonista de esta historia cogió a la chica de la mano y la condujo al baño de señoras. En el corto trayecto le transmitió su deseo a través de este pequeño contacto, tocándole los dedos con suavidad. Cerró la puerta del baño tras él, la besó como sólo lo saben hacer algunos, recorriendo sus labios, dándole su lengua poco a poco, sin prisa, transmitiéndole algo a cada momento, creando en ella las ganas. Ella enganchada a su cuello, recorriendo su nuca, respirando deprisa. La agarró por el trasero y ella le rodeó la cintura con sus piernas. Aprovechando el movimiento la subió en la cisterna del inodoro, se sentó sobre la tapa de cara al sexo de ella que alzó las caderas apoyando los pies sobre las rodillas de él acercandole su sexo a la boca. El lo acarició con su lengua al mismo ritmo que un instante antes la había besado, despacio, con suavidad, degustándola. Se puso de pie y la penetró así, ella sientiendo en su culo la frialdad de la porcelana y en su sexo el calor de un orgasmo provocado por el ritmo de la penetración y el roce del pubis de él en su clítoris. Cuando dejó de estremecerse de placer se dejó resbalar, se sentó en el inodoro y él ya de pie frente a ella le introdujo su pene duro en la boca que ella chupó sin parar, recorriéndolo desde la base de los testículos hasta la punta, sorbiéndolo, dejándolo escapar de su boca, atrapándolo otra vez, acariciándolo con la lengua y los dedos hasta que lo sintió a punto de estallar, entonces lo engulló todo lo profundo que pudo y esperó a que él eyaculara en su boca, tragándoselo todo como si se tratara de una deliciosa mermelada, no lo dejó escapar de su boca hasta que sintió que él dejó de temblar.

viernes, 14 de octubre de 2011

YOUTH.

Al principio no entendía la afición de Mayra por mantener "relaciones" con hombres mucho más jóvenes que ella, hasta que surgió por arte de magia Darío, él salió de la Nada y del Mundo. ¿La diferencia de edad? para que mentir, bastante, eso entre otras cosas como su espontaneidad,  su fuerza y su alegría, y como no, su cuerpo era lo que me alentaban las ganas de repetir nuestros encuentros. Cada uno era diferente, él descubría en ellos habilidades maravillosas, era el rey del cunilingus, la primera vez que ví su sexo me asusté, creí que sería incapaz de albergarlo, pero me equivoqué gratamente, en cada embestida me hacía sentir un placentero dolor que me atrapaba, me enganchaba y todavía no había salido de mí cuando quería volverlo a tener dentro.Me daba igual compartir estos momentos con él un una cómoda cama que en su coche penetrándome al ritmo de Lady Gaga, mientras me destrozaba las entrañas y mis pechos botaban fuera de sí y de cualquier buen sujetador que se preciera. Era todo tan fresco, tan joven que el sexo con él era como renacer, que grata la espera para el recibimiento de la próxima fé de bautismo.

martes, 2 de agosto de 2011


Tiempo de vacaciones, tiempo de hacer la maleta, de descanso mental.Tumbaros en la arena, en la playa o el sofá de casa, da igual donde vayáis o si os quedáis, sentid el viento como si se tratase de la caricia más preciada y disfrutad de ella, sentid como el agua del mar os roza la piel y como el sol se posa sobre la desnudez de vuestro cuerpo. Renovaos por dentro y por fuera y sobre todo apasionaros por vosotros mismos. Pasadlo bien.

Nota: En la parte superior del blog hay una canción de Blondie-One Way Or Another, espero que os guste, tanto como a mí y a una gran amiga. Un beso, nos vemos pronto. 

jueves, 21 de julio de 2011



Esta entrada está dedicada a todos aquellos que tomaron el testigo de Colón y descubrieron que América está aquí al lado.

Después de resolver el cacao mental que me invadía el cerebro decidí acabar con mi temor, me rendí a la curiosidad y me lancé a descubrir a Claudia. Ella era el colmo de la contradicción, a veces dulde, a veces dura, su mirada no escondia nada, clara como sus ojos, pensé que quedar con ella sería como subir a las nubes. Me equivoqué, Claudia en la cama se desbocaba, sin perder el control, pero se alocaba. Las ganas de tenerla una y otra vez se adueñaban de mí cuando me asaltaba su imagen desnuda sentada sobre mis caderas, saltando y haciendo aparecer y desaparecer mi sexo una y otra vez entre sus piernas, mientras sus pechos no paraban de moverse arriba y abajo. Apenas podía contenerme para no derramarme dentro porque a mí me gustaba hacerlo en su cálida y acogedora boca.
Siempre pensé que era yo quien controlaba la situación hasta que me dí cuenta que me volví a equivocar, un día ansioso de sentirme cerca de ella fuí a buscarla y ya no estaba...

martes, 28 de junio de 2011

Siente.

Esto es un pequeño retal cargado de emociones. Es muy escueto, pero ojalá os resulte intenso.


Provócame sin rozarme, sólo con tus ojos atrapando mi mirada. Deja que recorra el óvalo de tu cara y enrede mis dedos en tu pelo. Siento tus gestos cálidos, sensuales y tu boca que se acerca, siento las caricas de tu lengua, me como tus labios poco a poco y siento aún más. Quiero cortar el silencio con palabras que desnudan el alma y se adueñan de los cuerpos.

jueves, 9 de junio de 2011

La recuerdo.


No me acuerdo como la conocí. El caso es que ahora que no la tengo, le echo de menos. Me pregunto si estará con otro, ¿qué hará con él?, ¿le hará las mismas caricias que me hacía a mí?, ó ¿él sabrá tocarla como yo la tocaba? Me gustaba desnudarla con prisa, siempre tenía prisa por cogerla por la cintura, tiraba de ella hacía mí. Me gustaba sentir sus pezones clavados en mi pecho, su cabeza descansando sobre mi hombro mientras su lengua me recorría el paladar. Nunca se cansaba de besarme por todas partes, yo me tumbaba boca abajo y cerraba los ojos, sentía sus manos y sus labios en mi espalda. Su lengua se perdía entre mis nalgas haciéndome sudar. Me sorbía los testículos como si de un delicioso café caliente se tratara, a sorbitos muy pequeños y rápidos. Lo mejor de todo era sentir como su boca me engullía entero y derramarme dentro. Odiaba la sensación de desamparo de mi sexo ya flácido, con lo bien que me sentía cuando ella lo tenía dentro.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Sueño y realidad.

Mientras esperaba allí sentada pensaba en la última vez que estuvo con él. Fue todo una casualidad encontrarlo en aquella aburrida pero necesaria charla de marketing, menos mal que después de eso parte del grupo decidió amenizar la tarde yendo a tomar algo, ellos no tardaron en perderse de los demas. Intentó transmitirle las pocas ganas que tenía de analizar el contenido de la reunión y las muchas ganas que tenía de sentir su pelvis estrellarse contra su culo y sus manos sujetándola por la cintura. Sus pechos como locos sumidos en un vaivén desenfrenado al mismo ritmo que él le marcaba con sus embestidas.
Quizás él ya lo había adivinado pero por si acaso se lo dejó claro a través de un torpe movimiento con el que le rozó la bragueta "sin querer" con la cadera. Aquel lugar estaba lleno de gente que pedía "mojitos" sin parar. El ambiente crecía al igual que la excitación. Sólo era cuestión de aproximarse un poco más para saborearse el uno al otro, tocarse y sentir el contacto de la piel. La necesidad de saciarse y comenzar con aquel juego sexual no podía esperar mucho más. Así que después de terminar su trago recorrieron un par de calles y entre risas y bromas y casi sin saber como se encontraron arrancándose la ropa el uno al otro sobre la cama de una habitación de un céntrico hotelito. No tardaron en aprenderse los apetecibles rincones de su cuerpo dedicándose interminables caricias. A ella le gustaba atrapar su sexo con la boca y dibujar círculos con la lengua alrededor de la punta mientras él le acariciaba el pelo. Era una delicia sentirlo así, excitado, incontrolado, a punto de estallar...

viernes, 20 de mayo de 2011

¿Qué cómo soy?

Nota: Esta pequeña entrada me la ha inspirado una "escobita" que anda perdida por mi blog. Gracias por leerlo.
Piensa que si encuentras un cabello largo y oscuro en tu almohada podría ser mío. Si oyes un repicar de tacones es que estoy llegando y si de repente un aroma a coco o a una buena esencia invade tu nariz es que estoy muy muy cerca. Si unos ojos oscuros se cruzan con los tuyos, ya estoy ahí . Y si de repente unos dedos rozan tu piel es que ya estás perdid@ y si te das la vuelta para mirarme cuando me veas por la calle es por que pasé de largo, pero seguro que me llevé algo de tí y estás por aquí en alguna de mis historias.

La imaginación es uno de los grandes motores que tenemos las personas. Jugando a imaginar es como surgen las grandes y las pequeñas historias, y si no mira Julio Verne. Si imaginas es que estás vivo. Y si estás vivo puedes seguir imaginando...

jueves, 5 de mayo de 2011

Nueve semanas y media, como mucho...


Mayra lo tenía claro, no en vano "Nueve Semanas y Media" hizo historia, justo eso es lo que dura dura. A partir de las nueve semanas y media si duraba más era todo gracias a su perseverancia y al aguante de su mandíbula, por supuesto directamente proporcional al...(leer el texto "Así somos las Mujeres").
Mayra incluso llegó a tener complejo de doble de Camilo Sexto (cantante español de éxito a finales de los años 70) y no por el peinado sino por aquelo de "Siempre me voy a enamorar de quien de mi no se enamora" (popular canción del mencionado cantante). El criterio a seguir antes de bajarse las bragas debía de ser el incorrecto y sujertárselas con tirantes era tan incómodo y tan antiestético que durante un tiempo decidió sucumbir al arte de sus dedos y a las seis velocidades de su vibrador, siempre a su disposición en cualquier momento y lugar. Si el implante de pene vendría con implante de cerebro masculino de regalo, se haría un cambio de sexo, por que para nada sirve un pene con mentalidad femenina, lo disfrutaría la mitad. (Leerse los 20 últimos números del Cosmopolitan por lo menos...).

lunes, 18 de abril de 2011

Así somos las Mujeres.


Al fín y al cabo sólo soy una mujer, intentando ser perfecta porque la sociedad no te permite otra opción, si eres imperfecta te desehecha. Así que incluso llegué a creer que mi autoestima era inversamente proporcional a la altura de mis tacones. Con el tiempo me curé pero para entonces ya había decidido no bajarme de allí ( de los tacones quiero decir). La culpa de todo la tiene la puñetera Barbie. Claro tú vas creciendo, no mucho, y te das cuenta de que la muñequita de las narices te ha frustrado de por vida, así que nos tiramos el tiempo que nos queda intentado tener una melena rubia y frondosa, un piernas largas, lo cual a partir de los doce años ya no tiene remedio por muchas sesiones de estiramientos a las que te sometas y unas tetas duras.Estás tan concentrada en estos objetivos que olvidaste que las tetas de la Barbie eran de plástico. Barbie tenía un Ken perfecto. Yo una vez tuve uno, con unos morritos y un paquete para comérselos, si digo bien, las dos cosas eran para comérselas. Un engreído, aunque la culpa fue mía. Lo adulé tanto y le dije tantas veces lo perfecto que era que él subió tan alto que después ni con mis tacones más grandes fuí capaz de alcanzarlo. Yo intentaba comprenderlo y complacerlo, que me costaba lo mío, cuando llegaba a casa cansado le ofrecía las zapatillas y un trago mientras preparaba la cena. Y todo, todo me lo pagaba de la misma manera, con sexo y más sexo. Para entonces yo ya había descubierto otra regla de aritmética, soy de ciencias y no hay nada como aplicarla al mundo de las relaciones, la ciencia y no la lógica que en ese mundo sencillamente no existe. Esta otra regla es la siguiente: el volumen de los gemidos de una mujer durante el acto sexual son directamente proporcionales al tamaño del pene que la está penetrando. Así terminó nuestra relación, el sordo y yo afónica completamente empachados el uno del otro. Cuando le presenté a Jon los papeles del divorcio no fué capaz de articular palabra. Todo parecía ir bien pero sin hacer un análisis profundo de la situación se entreveía que nuestra relación hacía más aguas que la barquita que alquilamos en el Retiro en nuestra primera cita. Ya desde el principio deberíamos de habernos dado cuenta de que quitando el ratito de sexo en la hierba lo demás fue un desastre, el vino estaba caliente, los sandwiches destrozados y el mantel era una horterada, ¿por qué coño no fuímos a un restaurante como Dios manda?
En la primera cita siempre nos engañan, aparecen caballerosos y en el momento clave están como motos, a partir de la tercera deberían llevar una etiqueta en los calzoncillos que dijera: "Por favor, agítese bien antes de usar y mantenga el contenido siempre hacía arriba". Y tú que te sacaste el antiguo B-1 casi al mismo tiempo que aprendiste a masturbar a un tío acabas cargándote la caja de cambios por que ¿para qué queremos seis marchas si luego sólo podemos ir a 110 km/h y por la autopista? En fín éramos completamente distintos, me enamoré de él como podría haberlo hecho de cualquier otro, sólo que él estaba en el lugar apropiado en el momento adecuado.

Nota: Gracias Spiderman por la idea y espero que por lo menos te divierta.

domingo, 10 de abril de 2011

Así somos los Hombres. (Relato completo).


Nota: Anteriormente edité un fragmento de este relato, como ya dije anteriormente es uno de mis favoritos por su tono irónico, y por supuesto ya sé que los tíos no son así. Al menos unos cuantos.

Al fin y al cabo sólo soy un hombre, perfecto como pocos pero sólo un hombre. Una vez fui un niño, con una infancia “feliz” y todo eso, cada vez que pienso en la expresión máxima de aquella felicidad se me representaba en aquellos enormes bocadillos de crema de cacao y mi bicicleta de monte con amortiguadores cromados, ¡qué fácil era ser un niño y que difícil me parecía a mí en aquella época! Recuerdo la época de exámenes y aquellos retorcijones de barriga, los mismos que siento ahora cuando trato de pedir un aumento de sueldo, cuando está a punto de estallar un conflicto bélico en algún país o cuando Marta me presentó los papeles de divorcio mediante un abogado. Bueno he de reconocer que esta vez los retorcijones no fueron tan fuertes, incluso tuvieron una cariz laxante. Lo peor de todo es que ella ha sido la única mujer que realmente me ha comprendido, ha sabido cuando he llegado demasiado cansado, entonces se ha ahorrado cualquier tipo de charla que ofrecerme porque sabía que no la quería escuchar, que lo único que me apetecía eran mis zapatillas, un trago y una sesión de t.v. antes de cenar. Siempre se supo comportar ante mis amigos, no inmiscuyéndose en conversaciones propiamente masculinas, se puede decir que es una mujer con un componente intelectual aceptable, por eso me dejó en definitiva. La muy… descubrió que le ponía los cuernos, y eso que tomaba precauciones extremas, incluso me compré un spray que anulaba todo tipo de olores en la ropa y el pelo, era como si salieras de la ducha. Decidir lo del divorcio fue algo totalmente unilateral, por parte de ella claro, yo estaba dispuesto a permanecer a su lado. Al fin y al cabo mi mujer es tan atractiva o más que cualquier otra con la que pueda tener una aventura. No fue por supuesto la primera vez que engañaba a Marta, pero si fue desgraciadamente la última. Cada vez que la engañé no fue porque dejara de quererla, al contrario, la quería tanto que me astiaba de estar a su lado.
Las cosas empiezan y se acaban sin más, entre nosotros hubo un porqué, pero ¿Cómo sucedió?. Yo la verdad, aún me lo pregunto, ya se sabe que una lleva a otra y lo que un día es una aventura insignificante se convierte en dos y luego en una larga lista de nombres para los cuáles te tienes que comprar una agenda, por supuesto no fui tan tonto como para hacerlo, hubiera sido una presa fácil. Marta nunca se fijó excesivamente en mí, eso sí, siempre me mantuvo bien limpio y planchado, pero… quizá fue esa falta de celo, esa seguridad que tenía en mí la que me llevó a sentir la necesidad de ser deseado por una mujer que no fuera ella, tenía que corroborar mi autoestima. Para mí el casarme con Marta fue realmente un triunfo, era la única mujer de la oficina y nos la disputábamos toda la plantilla, pero claro, ella sucumbió ante mis encantos, no es que me considere un tipo guapo, eso sí bastante resultón y muy atractivo, mi madre se ha encargado de que esté seguro de ello. Sabía perfectamente que era lo que le gustaba de mí, mis labios, más carnosos que los del tío del anuncio de un conocido “vermouth” y mi maravilloso “paquete”, algo totalmente impresionante, creo que fue esto último en lo que se basó para empezar a salir conmigo, la cama es mi medio por naturaleza y francamente creo que se me da bastante bien, ella misma me lo corroboraba en nuestros encuentros sexuales, siempre me gritaba ¡más, más! Recuerdo nuestra 1ª cita como mi mejor cita con una mujer, realmente romántica, nunca he vuelto a tener otra igual, ahora todas mis citas se basan en el sexo, todas tienen ese objetivo: acostarme con Rita, con Katy, con Mayra, en fin… En mi 1ª cita con Marta mi objetivo era enamorarla, que estuviera a gusto conmigo, que sintiera la necesidad de estar a mi lado, para ello la llevé a almorzar al Retiro, llevábamos un mantel de cuadros y uno de esos cestos de mimbre que salen en las películas repleto de platos y vasos, todo muy idílico, sensacional. Remé un rato para ella, por cierto creo que ahí fue dónde empezó mi lumbago ya luego retozamos en la hierba, vamos lo de “Heidi y Pedro”, toda una historieta de dibujos animados.
Pues así empezaron las cosas, la segunda cita fue una repetición de la primera, y a partir de la 3ª empecé a descubrir a la verdadera Marta, le encantaba pasear por los centros comerciales, llegábamos cuando era de día, hacíamos un recorrido a velocidad de vértigo por todas las tiendas, me cargaba con paquetes, cenábamos, íbamos al cine y salíamos a altas horas del parking subterráneo del Centro comercial, para entonces yo ya me había olvidado de que había existido la luz del día. Pero ya no me importaba porque llegaba mi momento, siempre la llevaba a mi apartamento, pasábamos gran parte de la haciendo el amor, después de que ella hiciera un desfile de modas en toda regla con todo lo que se había comprado y después todo el domingo durmiendo y comiendo pizza. Quitando la debilidad de Marta por las compras lo demás era toda perfección, me fascinaban sus cambios de imagen, estaba tan impresionante con una simple camiseta y vaqueros como con un vestido de noche. Nuestro noviazgo duró cuatro años con el mismo ritmo, con la misma monotonía, a ella no le gusta el monte, ni la playa, le encanta pasear por la ciudad de día o de noche, tomar café, estar en casa, alternar con sus amigos, los míos o los compañeros de trabajo. Creo que los pulmones de Marta jamás han respirado aire puro, ni tan siquiera en el viaje de novios, en el cual nos dedicamos a hacer un recorrido por un montón de ciudades europeas, uno de esos viajes agotadores, en los que al final dudas de en que país te encuentras porque transcurren a velocidad de vértigo. Yo quería ir a un país exótico, haber hecho una excursión en 4 x 4, haber respirado el polvo de algún desierto, o haber practicado algún deporte de riesgo y haberme tumbado en alguna paradisíaca playa, pero no. Tuvimos que hacer el viaje que a ella se le encaprichó, el que ella quiso, y eso que nuestra vida y las cosas que hacíamos ya eran oficialmente de los dos con acta matrimonial incluida. Aún no sé cómo llegamos a casarnos, somos totalmente distintos, me enamoré de ella como de tantas, sólo que ella tuvo la suerte de tenerme durante más tiempo que las demás.

domingo, 27 de marzo de 2011

En el Agua.


La tarde de hoy era algo distinta, la mañana había sido un poco oscura y después del mediodía la tormenta se dejó caer. Decidió aprovechar el momento y salir a dar una paseo. Aún lloviznaba, se puso unos vaqueros con unos deportivos y un chubasquero y empezó a subir la ladera camino del lago, deseando que Héctor estuviera allí nadando como cada tarde, el verlo la haría sentir mejor, algo más viva.
Llegó agotada, allí no había nadie, cansada y con sensación de calor decidió darse un baño, se desnudó, dejando la ropa en la orilla y se zambulló en el agua, nunca había nadado desnuda, la sensación era muy agradable, le pareció volar. No se dió cuenta de que había alguien observándola desde la orilla, viendo sus movimientos al nadar y descubriendo su desnudez cuando sus pechos o sus nalgas asomaban a la superficie. De repente escuchó como si hubiera caído una piedra al agua, miró a la orilla y vió otro montón de ropa junto al suyo, algo le rozó las piernas y Héctor apareció a su lado, se miraron y él la besó en la boca. Por un instante Carmen no pensó absolutamente en nada sólo en los labios y en los ojos de Héctor, nadaron hasta donde podían hacer pie. El sólo le hizo una pregunta:-Me miras todas las tardes como voy y vuelvo de una orilla a la otra ¿por qué? Carmen le respondió:-No lo sé. Y rodeó la cintura de Héctor con sus piernas. Le encantó sentir sus manos sobre su cuerpo y cada vez que su boca se separaba de ella le parecía toda una tragedia, hubo un momento en que incluso llegó a odiar al poco agua que se interponía entre ellos, sólo tenía ganas de sentirlo lo máximo posible. Era algo totalmente excitante adivinar su cuerpo bajo el agua, notar la suavidad de su penetración en el agua acompañada de un pequeño oleaje entre los dos mientras aún seguía lloviendo.

martes, 15 de marzo de 2011

ELLA.


Casi estaba dormido cuando descubrí que tenía unas ganas intensas de acariciarla. Posé mi mano en su pelo suave, le rocé la cara y le besé los párpados. Hacía tan sólo un momento ella estaba tumbada delante de mí, con las piernas enroscadas en mi cintura, con el cuerpo contraído y su boca pronunciando un montón de palabras provocadoras, yo arremetía una y otra vez contra su sexo alentado por el movimiento de sus pechos cada vez que lo hacía. Cuando tapaba su boca para ahogar sus gritos de placer ella aprovechaba para atrapar mis dedos, los chupaba con avidez y mordisqueaba consiguiendo que aumentara el ritmo.
Ahora estaba allí cansada, su cara deseo transformada en dulzura acariciándome con la mirada... Me gustaba así, salvaje, a veces sumisa, a veces dominadora, siempre complaciente.

jueves, 3 de marzo de 2011

Gracias por estar conmigo.

Hola a todos, primero agradeceros lo mucho que me leéis y vuestras buenas críticas. No os podéis imaginar la ilusión que me hace cada vez que veo un puntito rojo nuevo en distintos lugares del mundo. Es como oxigenarse. Ahora voy a estar 10 días outside así que no editaré nada, pero seguiré escribiendo y de vez en cuando entraré a ver más puntitos rojos en el mapa. Mientras tanto os invito a que leáis entrandas antiguas como FANTASIA 1 y 2 y algo divertido como PEPERMINT. También quien quiera leer algo diferente tiene MI MALETA, ideal para una pequeña lectura o SUEÑO que seguro que todos habéis soñado algo así alguna vez.
Os prometo un buen relato a mi vuelta. BESOS.

lunes, 21 de febrero de 2011

Dartagnan.

Eran tres, como "Los tres Mosqueteros", pero sólo uno merecía la pena, como "Los tres Mosqueteros". Ya llevaba tiempo obervándolos (cinco minutos a los sumo) apoyados en la barra de un bar y saqué mis conclusiones. El número uno, un buen referente del género masculino, el gracioso del grupo, aunque no estaba mal, de los que los mandas a la mierda en un momento determinado y son capaces de volver. El número dos, el que te envuelve con su palabrería y sus gestos, es capaz de llevarte a la cama y tú o darte cuenta hasta que te la ha metido, todo un genio del buen hacer, a este lo mandas a tomar por culoy es capaz de quedarse allí para siempre y entonces claro te arrepientes de haberlo mandado, por lo que te puedas perder en un futuro. Y el número tres, siempre dejo lo mejor para el final, este reúne todas las condiciones de los dos anteriores y además tiene unos dedos largos de los que te gusta que no te paren de tocar, una boca de esas que en el último sitio que quieres sentirla es en la tuya porque antes quieres sentirla en otras partes de tu cuerpo, unos ojos muy oscuros y provocadores de esos que sin decir palabra te lo han pedido todo. Y tú...altamente generosa para que le vas a hacer sufrir y piensas "¿Por qué no disfrutar de él?" Para entonces le has mirado tanto y tan insistentemente que el tipo ya se ha levantado de la barra y se dirige a mí, claro yo pedazo de cabrona vine sola, sin competencia, sin la graciosa y sin la dueña de la dialéctica, así que él no podrá elegir y si quiere algo va a tener que ser conmigo con la Dartagnan del grupo, así que en guardia y desenvaina...


lunes, 14 de febrero de 2011

Relato de San Valentín.

Todavía eran las seis de la mañana cuando abrí los ojos, miré al otro lado de la cama y allí estaba...¿cómo dijo que se llamaba? Y que más da, no pienso llamarlo nunca jamás. Buscaré el número de "no sé quién coño es éste" en la agenda con muchísimo trabajo y lo borraré. Como se me ocurriría acostarme con él un día así, San Valentín. Tenían que haberle llamado "San Desesperado" como yo, que desesperada llamé a Esther para tomar algo después del trabajo.
Esther nunca queda con nadie un día así, es como si se la tragase la tierra, para ella no significa nada pero por si acaso ella siempre dice:-Cariño, este día lo mejor es que te den por muerta, para los singles es el día más penoso del año. No llames a nadie o creerá que estás desesperada-. Y la muy cabrona aparece con este tío que tengo durmiendo al lado en el pub que habíamos quedado. -Te presento a..., verás es que Daniel me espera para cenar y no quería que estuvieras sola, te noté la voz tan apagada- me dijo. Y yo sólo atiné a preguntarle:-¿quién es Daniel?, ¿qué tú vas a salir con un tío en San Valentín?, ¿estás majara?, ¿qué has tomado? Y ¿quién coño es éste?
El caso es que "El coño este"me lo había tirado yo y encima no tenía disculpa, sólo había tomado un par de vinos y un aperitivo...bueno no estuvo tan mal, además tenía un físico atractivo: pelo oscuro, ojos negros, nariz perfilada y un hoyito en la barbilla que me comí una y otra vez además de otras cosas.
Bueno, pues me levantaré de la cama sin hacer ruido, buscaré las bragas y me iré sin despertarle y quién sabe quizá un día le llame...

lunes, 7 de febrero de 2011

Fragmento de "Así somos los tíos".


Las cosas empiezan y se acaban sin más, entre nosotros hubo un porqué, pero ¿Cómo sucedió?. Yo la verdad, aún me lo pregunto, ya se sabe que una lleva a otra y lo que un día es una aventura insignificante se convierte en dos y luego en una larga lista de nombres para los cuáles te tienes que comprar una agenda, por supuesto no fui tan tonto como para hacerlo, hubiera sido una presa fácil. Marta nunca se fijó excesivamente en mí, eso sí, siempre me mantuvo bien limpio y planchado, pero… quizá fue esa falta de celo, esa seguridad que tenía en mí la que me llevó a sentir la necesidad de ser deseado por una mujer que no fuera ella, tenía que corroborar mi autoestima. Para mí el casarme con Marta fue realmente un triunfo, era la única mujer de la oficina y nos la disputábamos toda la plantilla, pero claro, ella sucumbió ante mis encantos, no es que me considere un tipo guapo, eso sí bastante resultón y muy atractivo, mi madre se ha encargado de que esté seguro de ello. Sabía perfectamente que era lo que le gustaba de mí, mis labios, más carnosos que los del tío del anuncio de un conocido “vermouth” y mi maravilloso “paquete”, algo totalmente impresionante, creo que fue esto último en lo que se basó para empezar a salir conmigo, la cama es mi medio por naturaleza y francamente creo que se me da bastante bien, ella misma me lo corroboraba en nuestros encuentros sexuales, siempre me gritaba ¡más, más! Recuerdo nuestra 1ª cita como mi mejor cita con una mujer, realmente romántica, nunca he vuelto a tener otra igual, ahora todas mis citas se basan en el sexo, todas tienen ese objetivo: acostarme con Rita, con Katy, con Merche, en fin…

Nota: Este es fragmento de uno de mis relatos favoritos. Creo que irónico y divertido. Desde luego espero que no todos los hombres sean así a pesar del título, pero a este personaje a pesar de los pesares le cogí cariño. Os lo dedico a mis seguidores, gracias por estar ahí.

miércoles, 26 de enero de 2011

Algo más sobre Rebeca (1.999).


La atrapó entre sus brazos, Rebeca volvió a quedar de nuevo obnuvilada, sintió el contacto de su cuerpo, su agitación y el latir de su corazón, en aquél instante se vió perdida, sus manos se enredaron en la nuca de él y probó el sabor de su boca. Abandonaron la consciencia y llegaron donde ambos sabían que tarde o temprano se encontrarían. Se desnudaron hábilmente y recorrieron sus cuerpos con avidez ; el cuerpo de Raúl invitaba a tocarlo, tenso y musculoso, el cuerpo de Rebeca, perfecto, con nalgas apretadas y pechos firmes, como siempre la realidad supera la ficción, y Rebeca sintió como su sueño era una pequeñez comparado con aquel momento.
Aquella mañana cuando Rebeca despertó un vacío recorrió su cuerpo, Raúl había vuelto a repetir su escapada, de nuevo sola, pero esta vez ya no era igual,”- no me voy a dejar amedrentar por tí, no puedes hacer que me vuelva a sumir en la desesperación y en la locura, tú te vas, yo también, ahora serás tú el que tenga que venir a buscarme si quieres, ya sabes muy bien porque he venido.”
Con esta sensación de fuerza y entereza Rebeca recogió sus cosas, se agarró al volante de su coche como si fuera el brazo de su mejor amigo y juró no parar hasta llegar a casa.
Rebeca se tomó unos días antes de volver a la oficina, trató de no acordarse de él para nada, tarea más que imposible, seguía viendo su cara y sintiendo su cuerpo a su lado, su peso sobre ella ó su volumen bajo su cuerpo, cada vez que él afloraba en sus pensamientos se desataban un sin fín de reacciones químicas en sus incontables hormonas femeninas, un ir y venir en su interior.

martes, 18 de enero de 2011


A Darío le gustaba rodearse de gente así, por eso acudía al club de lectura todos los miércoles por la noche. Todos sus compañeros parecían gente interesante, inventaba historias sobre ellos, enredar y desenredar sus vidas, jugar a ser Dios con aquel puñadito de personas. A veces acertaba, como por ejemplo cuando imaginó que Estela, aquella chica de apariencia cándida y mirada serena tenía un secreto muy bien guardado que distaba mucho de ir con la imagen que daba. Un día la descubrió en una esquina de la biblioteca manteniendo una conversación altamente subida de tono por su móvil, ¿trabajaría en el teléfono erótico?. El caso es que desde ese día no podía quitársela de la cabeza, con sus gafas reposando sobre aquella naricilla perfecta situada sobre sus labios tan bien perfilados. Su boca prometía saber hacer muy bien las cosas. Si pudiera obligarla un poquito nada más, cogería su cara entre sus manos y la dirigiría hasta su sexo, la tendría allí aplastada contra él, le revolvería el pelo y después le proporcionaría todo el placer que ella quisiera, sería su esclavo por sentir como su sexo húmedo se contrae alrededor de su lengua. No podía entender como aquella chica aficionada a la lectura de aburridos ensayos podía haber hablado así por teléfono. Era su complejidad lo que le provocaba aquella excitación.

martes, 11 de enero de 2011

Paseo Nocturno.


La tarde no había hecho más que comenzar, después de una sesión de limpieza haciendo incursiones por todos los rincones de la casa y una buena ducha, lo único que le apetecía era estar tumbada en el sofá, lástima haber gastado tanto tiempo en arreglarse el pelo para esparcir la melena ahora sobre los cojines de paño. Lentamente y entre anuncios de televisión se quedó dormida y así estaba cuando una dulce melodía le interrumpió el sueño. Era Raúl, un chico al que conocía desde hacía poco tiempo con el que había coincidido en un cursillo. Contestó con voz soñolienta y él se dió cuenta de que no había sido muy oportuno. Entre disculpas y con voz entrecortada le propuso salir y tomar algo, no se lo podía creer, ¿le estaba pidiendo una cita? Era lo último que esperaba esa tarde, pero sin saber cómo dijo un “Si”, claro y alto, podría haber buscado una excusa o incluso haber dicho “no” con la misma claridad. Pero por qué no darse la oportunidad de conocer a Raúl un poco más, al fin y al cabo no tenía nada mejor que hacer, casi tendría que darle las gracias de que la hubiera llamado. Así que se levantó del sofá y se puso frente al espejo, su pelo ahora tenía un aspecto desordenado pero le daba un toque sensual, así que se lo roció con laca y se maquilló suavemente. Fue caminando hasta el Pub donde habían quedado, no llovía y aunque hacía algo de frío el paseo le vino muy bien, además no quería llegar la primera. La entrada fue triunfal, no había muchas chicas dentro del local así que inevitablemente sin ir espectacular no pudo evitar que más de una mirada masculina se posara en su melena o en sus curvas bien definidas.
Raúl estaba sentado al final del local en la barra, sujetaba una taza de café entre sus dedos, le pareció mucho más atractivo que otras veces que le había visto, quizá sería porque iba predispuesta ó porque esta vez se trataba de prestarle más atención. Cuando llegó hasta él se levantó y le dió un par de besos en la cara a modo de saludo, ella le respondió con amabilidad, pudo apreciar lo bien que olía y lo grandes que eran sus manos cuando posó una de ellas sobre su cintura. Para saber si un hombre le gustaba, siempre se fijaba en sus ojos, sus labios, sus manos y si estas partes del cuerpo aprobaban el test iba directa a mirarle con una mirada distraída la entrepierna. Raúl aprobó el test con Notable alto, si quería subir la puntuación tendría que someterse a otro tipo de examen. Pasaron media hora en animada conversación así que por iniciativa de ambas partes decidieron ir a comer algo. Tomaron un menú ligero y un postre de chocolate, terminando con una larga sobremesa a base de café.
Después decidieron ir a dar un paseo, seguía sin llover pero aún era temprano, la ciudad era pequeña y recorrieron el centro hasta llegar a un pequeño puente de piedra donde la gente solía ir a observar como corría el agua. Eva apoyó las manos sobre la piedra fría y húmeda y Raúl se colocó detrás de ella apoyando también. sus manos, ella se quedó asombrada del descaro repentino de él pero le alegró sentir su aliento caliente sobre su cuello y el roce de su sexo en el trasero, una pequeña corriente de aire frío la animó a retroceder y pegarse más al cuerpo de él obteniendo una respuesta inmediata de Raúl que recorrió su cuello con la boca dándole pequeños mordisquitos y agarrándole las tetas con las manos, ella puso sus manos sobre las de él obligándolo a apretárselas ligeramente y dejándole claro lo que quería.
El lugar no era el adecuado, pero gracias a Venus, no había nadie a esa hora por allí, llevaban demasiada ropa, pero Raúl se las arregló perfectamente para deslizar sus manos entre el abrigo de Eva, le subió el jersey acariciándole el vientre, las tetas y de repente notó como una de sus manos avanzaba sin piedad por debajo de sus ajustados pantalones hasta alcanzar el vello púbico que revolvió con suavidad, para entonces Eva ya estaba completamente húmeda y con la mirada perdida y sin saber como, había hecho los mismos avances que Raúl y se encontraba con su pene entre los dedos agitándolo desenfrenadamente. Ambos evitaban mirarse a los ojos, tan sólo se esmeraban en alcanzar el placer tratando de obtenerlo en el otro, sólo se trataba de sentir. De repente Raúl ahogó un pequeño lamento en el oído de Eva y ella notó como él se derramaba entre sus dedos, pero eso no hizo que él parara, al contrario la estimuló tanto que no tardó en alcanzarlo sintiendo un bestial escalofrío que le recorrió todo el cuerpo de pies a cabeza, se acurrucaron el uno contra el otro a pesar de no sentir la baja temperatura de la noche.

FIN.

martes, 4 de enero de 2011

Fragmento de mi libro: Rebeca (1.999)


Ella se sentó en el borde de la cama y él se colocó detrás de ella, puso sus manos sobre los hombros descubiertos y se los masajeó, ella notó como él deslizaba sus manos por sus brazos como volvía a subir hacía sus hombros y acariciaba su cuello y su pelo, de nuevo su aliento y la humedad de su lengua. Giró la cabeza buscando su boca, una boca perfecta que se abría para ella, recorrió su paladar y él le mordió los labios casi violentamente. Entonces ella pensó - por fín, va a suceder ésto ya no hay quien lo pare- y así fue entre caricias y besos la ropa empezó a volar por toda la casa y él la invitó a hacer un recorrido un tanto singular por todo el apartamento, estaba claro que hoy no quería utilizar su céntrica cama. La acomodó sobre el sofá de piel y le hizo sentir el frescor bajo su trasero y el crujir cada vez que él se movía sobre ella. Cuando finalmente cesaron los gemidos y las contorsiones ella se dió cuenta de que tenía la garganta completamente seca y fría, no recordaba haber gritado de esa manera en medio de un orgasmo.