Todavía eran las seis de la mañana cuando abrí los ojos, miré al otro lado de la cama y allí estaba...¿cómo dijo que se llamaba? Y que más da, no pienso llamarlo nunca jamás. Buscaré el número de "no sé quién coño es éste" en la agenda con muchísimo trabajo y lo borraré. Como se me ocurriría acostarme con él un día así, San Valentín. Tenían que haberle llamado "San Desesperado" como yo, que desesperada llamé a Esther para tomar algo después del trabajo.
Esther nunca queda con nadie un día así, es como si se la tragase la tierra, para ella no significa nada pero por si acaso ella siempre dice:-Cariño, este día lo mejor es que te den por muerta, para los singles es el día más penoso del año. No llames a nadie o creerá que estás desesperada-. Y la muy cabrona aparece con este tío que tengo durmiendo al lado en el pub que habíamos quedado. -Te presento a..., verás es que Daniel me espera para cenar y no quería que estuvieras sola, te noté la voz tan apagada- me dijo. Y yo sólo atiné a preguntarle:-¿quién es Daniel?, ¿qué tú vas a salir con un tío en San Valentín?, ¿estás majara?, ¿qué has tomado? Y ¿quién coño es éste?
El caso es que "El coño este"me lo había tirado yo y encima no tenía disculpa, sólo había tomado un par de vinos y un aperitivo...bueno no estuvo tan mal, además tenía un físico atractivo: pelo oscuro, ojos negros, nariz perfilada y un hoyito en la barbilla que me comí una y otra vez además de otras cosas.
Bueno, pues me levantaré de la cama sin hacer ruido, buscaré las bragas y me iré sin despertarle y quién sabe quizá un día le llame...