martes, 4 de enero de 2011

Fragmento de mi libro: Rebeca (1.999)


Ella se sentó en el borde de la cama y él se colocó detrás de ella, puso sus manos sobre los hombros descubiertos y se los masajeó, ella notó como él deslizaba sus manos por sus brazos como volvía a subir hacía sus hombros y acariciaba su cuello y su pelo, de nuevo su aliento y la humedad de su lengua. Giró la cabeza buscando su boca, una boca perfecta que se abría para ella, recorrió su paladar y él le mordió los labios casi violentamente. Entonces ella pensó - por fín, va a suceder ésto ya no hay quien lo pare- y así fue entre caricias y besos la ropa empezó a volar por toda la casa y él la invitó a hacer un recorrido un tanto singular por todo el apartamento, estaba claro que hoy no quería utilizar su céntrica cama. La acomodó sobre el sofá de piel y le hizo sentir el frescor bajo su trasero y el crujir cada vez que él se movía sobre ella. Cuando finalmente cesaron los gemidos y las contorsiones ella se dió cuenta de que tenía la garganta completamente seca y fría, no recordaba haber gritado de esa manera en medio de un orgasmo.