martes, 21 de diciembre de 2010

CUENTO DE NAVIDAD



Era 23 de Diciembre. Fuera hacía frío, había empezado a nevar y la Navidad se respiraba por todas partes. Pablo después de trabajar había acudido al gimnasio, como era de esperar no había casi nadie. Bueno, había alguien, estaba Mayra, algo extraño, porque esta chica era una inconstante que casi nunca venía. Se fue a los cinco minutos, Pablo se quedó un cuarto de hora más y después se dirigió al vestuario, justo al pasar por la puerta del vestuario de mujeres salió ella, le dirigió una mirada y se aproximó a él, le puso la mano en el hombro y le dijo lo que se dice en estas ocasiones, el rollo ese de "Feliz Navidad, que te lo pases bien", y le estampó un par de besos en la cara. Pablo que era antinavideño pero muy educado se lo agradeció y se prestó al baile de besos pero algo salió mal. Justo cuando iba a pasar de una mejilla a la otra a Mayra se le resbaló la llave de la taquilla de la mano. Ambos hicieron el mismo acto reflejo a la vez y se agacharon a cogerla chocando una cabeza contra la otra. Mayra se llevó la mano a la frente y puso cara de dolor, él enseguida intentó aliviarla frotándole la frente enérgicamente con la palma de la mano. Mayra puso su mano sobre la de él y le obligó suavemente a bajar por su cara, su cuello, su pecho derecho, Pablo lo apretó y la besó en la boca. Mayra percibió el beso húmedo y se apretó contra la cadera de él. Seguido empezó un revuelo de manos que iban y venían, subían y bajaban y se perdían y encontraban en ambos cuerpos. La chica se agachó y él que iba en chándal no tardó ni medio segundo en ofrecerle lo que ella iba buscando. Mayra se llenó la boca completamente gracias a la generosidad de Pablo que se había apoyado contra la pared y le acariciaba el pelo, mientras ella no paraba de recorrerlo todo con su lengua, hasta que él ya no pudo más y acabó contrayendo todos los músculos que le pudieron responder en el cuerpo e inundó la boca de Mayra que se quedó alli delante de él hasta que su cuerpo se relajó.
Después se levantó y le dijo:-Parece que ya no me duele, pues eso Feliz Navidad. Nos vemos, ¿vale? Y no olvides escribir tu carta a Papa Noel, ya ves, los deseos hay veces que se hacen realidad.
Pablo sólo alcanzó a decirle: -Claro, Feliz Navidad. Todavía seguía apoyado contra la pared cubriéndose el sexo con las dos manos.
Fuera seguía nevando.



                                                 ¡FELIZ NAVIDAD!

jueves, 16 de diciembre de 2010

EL BESO


Como cada tarde elegí una cafetería al azar. Realicé el rito sagrado con la monotonía de siempre, ocupé una mesa dejando la chaqueta en el respaldo de la silla, el bolso en la mesa y me dirigí a la barra a pedir. Había un montón de hombres que parecían estar haciendo un descanso en su tarde de trabajo, pocas mujeres y una pareja al fondo de la barra, casi oculta por la máquina tragaperras.
Me llevé el café a la mesa y me relajé observando. La pareja que parecía estar empezando a conocerser estaban sentados uno frente al otro queriéndose aproximar, la chica tenía una melena pelirroja y lisa, vestía vaqueros y un plumas azul. El chico casi oculto por la máquina apenas me dejaba adivinar, veía su pierna apoyada en el taburete de ella, y la mano tímidamente le rozaba la rodilla. Su cabeza se acercó a la de ella y sus frentes se rozaron, sus labios se dieron un espontáneo beso, cruzaron dos o tres palabras, yo creo que carentes de sentido, y sus labios se volvieron a pegar, esta vez más fuerte, al mismo tiempo la mano de él viajó desde la rodilla hasta el muslo de la chica, fue un gesto tan pequeño y tan lleno de erotismo, seguro que era la primera vez que él hacía esa pequeña excursión cargada de pasión por el cuerpo de ella. Entendí que a veces no hace falta la desnudez del cuerpo, sino del alma para sentir un despliegue de deseo. Un gesto, una mirada, un roce pueden hacer sentir placer. Lo bueno de esto es que nos rodea por allá por donde vayamos, sólo hace falta observar y querer sentirlo. Atrapar un beso que no es tuyo es un buen ejercicio, intentar sentir su calidez, su humedad, su sensualidad ...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Soñé que flotaba

Me desperté intentado descifrar mi sueño. La sensación al abrir los ojos fue dulce y placentera, empecé a recordar y recordé. Estaba rodeada de agua, era una piscina, sentí que no llevaba nada puesto, había gente al otro lado, me miré a mí misma, ví mis pechos flotar en el agua, apoyé la cabeza en el borde y estiré las piernas, mi cuerpo entero asomó sobre el agua, ¿por qué iba desnuda? Aún así parecía no importarme. Giré la cabeza hacia el lado derecho y pensé: ¿pero quién es éste? Y ¿por qué también va desnudo? El en la misma postura que yo se contempló primero y luego giró la cabeza hacia el lado izquierdo. Me miró a los ojos, me sonaba de algo pero no lograba acertar de qué, creo que le había visto por la tele, ¡claro se me estaba olvidando que era un sueño, a veces son tan reales! No lograba ver bien el color de sus ojos, y no me quería acercar, yo en mi postura y desnuda, él igual. Cada vez más tranquila, cada vez más curiosa, y una pregunta en mi cabeza:-¿cómo se puede ser tan perfecto? Y de nuevo la misma respuesta:-no olvides que es un sueño. Y una réplica:-Ya pero es que el tío sale por la tele, será de verdad.
Yo sin tocar, casi sin respirar no fuera que se hundise como Leonardo di Caprio ( que no me gusta nada) al final del Titanic. ¡Coño, a ver si voy a ser una romántica! ¡Que no, que no es tendencia, no se lleva nada! Bueno, siempre puedo decir que me va el "Vintage", ¡a hacer puñetas!, finalmente traduje el sueño: El tío en cuestión representa un abriguito de marca por el cual estoy loca y al que no puedo aspirar debido a su elevado coste, todo un sueño inalcanzable. Pero bueno, si sigo flotando, quién sabe, siempre fuí buena nadadora y si por casualidad el tío se hunde también sé bucear. Lo que no logro descifrar es por qué estábamos desnudos...

jueves, 2 de diciembre de 2010


A Mayra le tengo un cariño especial, ella es un personaje de papel, en mi mente ella tiene un aspecto salvaje, totalmente arrebatador, en ella no tiene sitio la frivolidad, es cálida y generosa. Cualquier hombre la desearía porque ella ofrece sin parar, no necesita recibir, ya lo tiene todo. Tan divina y humana a la vez, capaz de salir de lugares a los que yo  jamás hubiese entrado, eningmática incluso para ella misma. Basada en una mujer real difícil de encontrar, pero yo sé que al menos una hay por ahí, algunos hombres que la conocieron me hablaron de ella es por eso que la pude imaginar. Ella es feliz, vivaracha, contagia alegría y energía, se alimenta de la pasión de los que la rodean, y la desprende luego por los poros de su piel erotizando cualquier estancia o ambiente en donde pueda estar.
A menudo cuando escribo pienso en ella, casi todos los personajes femeninos que creo tienen una gran afinidad con Mayra. Me haría ilusión sentarme frente a ella y compartir una tarde delante de una taza de café, seguro que tiene muchas cosas que contarme..., yo sí la escucharía. Ella es mi mejor amiga, ¿se puede querer tanto a un personaje de papel?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

VOAYER.


Cuando llegué a mi puesto de trabajo en el Museo me cambié de ropa, odiaba aquel trabajo, era tan masculino, aquel uniforme de color marrón de guarda de seguridad no pegaba nada con mis bragas negras con topitos blancos y blonda de encaje. Lo único que me gustaba del puñetero uniforme era la porra reglamentaria, con su aspecto fálico, me daba sensación de poder cuando la calentaba entre las manos. Me senté delante de las pantallas de vigilancia y me dispuse a vigilar todos los movimientos en toda las salas del museo, es decir, me dispuse a aburrirme como una ostra y a tomar café.
Iba por el segundo descafeinado cuando noté un movimiento extraño en el tocador del baño de señoras, las cámaras por supesto no llegaban más allá. Una mujer de unos treinta años con melena ocura se había quitado la blusa, parecía tenerla mojada, la sotenía bajo el secador. Su imagen aunque sólo podía verla por detrás era tremendamente sensual, subida a unos altísimos tacones, con una falta negra ajustada, con la espalda desnuda atrevesada por la tira del sujetador y el pelo sobre los hombros. Sin saber de donde surgió la imagen de un hombre que se acercó a ella, la abrazó por detrás de la cintura, ella echó la cabeza hacía atrás apoyándose en él, se reflejaban en el espejo, la actitud de ella era amable, parecía conocerlo e incluso esperarlo.
Me levanté de la mesa de monitores dispuesta a encaminarme hacía allí pero no pude, como si se tratara de una frágil muñequita él le subió la falda hasta las caderas y la sentó sobre el mármol frío de los lavabos, le descubrió las tetas y se las metió en la boca. La mujer le rodeó la cintura con las piernas y se apretó contra él. No podía despegarme del monitor, de repente me convertí en voayer y de repente me gustó. Ella le bajó los pantalones junto con la ropa interior deslizándolos hasta la mitad de los muslos, el hombre tenía un culo de los que las mujeres decimos "monísimo", es decir, de los que da gusto apretar y sin un solo pelo, no hay muchos así. La mujer arqueó la espalda hacía atrás y separó su torso de él adelantado la cadera con las piernas completamente abiertas , el hombre se acopló perfectamente entre ellas y la penetró con fuerza una y otra vez mientras las tetas de ella se movían al mismo ritmo. Cuando terminaron les ví vestirse apresuradamente, salieron por separado del baño de señoras y también pasaron por separado por delante de mi puesto de vigilancia, ¿acaso no se conocían? ó ¿sería un juego sexual de la pareja comportándose como desconocidos? En cualquier caso me llamó la atención que los dos hiciesen el mismo gesto al salir guiñándome un ojo. ¿Lo sabían?

FIN.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Perfect@ para mí.


Lucas es ese tipo de amigos que toda mujer debe tener. De los que te escuchan, te dan consejos, te miman y no se pasan un pelo cuando necesitas un hombro sobre el que descansar y a veces hasta llorar porque tu último ligue te ha hecho una jugada de esas que por mucho que te lo propongas no le encuentras calificativo en el diccionario de la Real Academia. El caso es que Lucas después de escucharme durante una hora me dijo:
-Mira, sé lo que necesitas, te vas a olvidar de todo, te voy a presentar a la persona más enigmática que puedas imaginar. Ponte bien guapa, ven esta noche a las nueve y media a casa, prepararé algo de cenar. Te espero.
Así que le hice caso, me puse un vestido de lycra negro pegado y sandalias, decidí no ponerme ropa interior, hacía calor y no llevarla me producía sensación de libertad y despertaba en mí deseo sexual. Llegué puntual, su invitado ya estaba en casa, para mi sorpresa era una mujer. Bueno, eso pensé yo hasta que Lucas en un momento de distracción de la chica me aclaró:
-Te va a encantar Nuria, es una caja de sorpresas, como una criatura salida de la mitología, ese precioso cuerpo de mujer enmarca un sexo masculino que te volverá loca.
Me dejó hecha un lío, ¿qué pretendía Lucas? Lo adiviné enseguida, preparó una cena estupenda que sirvió de un modo exquisito, de postre hojaldres con crema y vino dulce, después café. Entonces se levantó y nos dijo que se tenía que marchar, que nos podíamos quedar todo el tiempo que quisiéramos. Cerró la puerta, Nuria no esperó, se aproximó a mí, y me acarició la cara con el reverso de su mano.
-¿Qué quieres?- le pregunté.
-Lo mismo que tú-. Las pocas hormonas masculinas que le quedaban afloraron de repente, haciéndola más atractiva. A pesar de su gran feminidad, unos incipientes biceps y unos muslos demasiado firmes la delataron. Me besó en la boca, me dejé emborrachar por su saliva, empezó a tocarme por todas partes, lo hacía tan bien que era como si me estuviese tocando yo misma. La nueva experiencia y la excitación de no llevar ropa interior fue una mezcla explosiva. Enseguida me encontré cómoda con ella y cuando descubrí su cuerpo perfecto de mujer totalmente armonizado con un discreto pene lo primero que me apeteció fue sentarme encima y hacerlo desaparecer dentro de mi sexo, saltar arriba y abajo agarrada a sus tetas hormonadas. Conocerla fue todo un placer que me gusta recordar de vez en cuando.

jueves, 11 de noviembre de 2010

DESCARADO.

Después de una noche de fiesta la claridad del amanecer me empezó a molestar así que después de un par de cafés de máquina, de esos que te taladran el estómago y comprobar que mis reflejos funcionaban perfectamente, me subí al coche. Al salir de la autopista y tomar la entrada al casco urbano ví una mujer rubia vestida de un modo formal pero con un modo de caminar que me atrajo. Decidí usar un recurso que a veces me había dado resultado. Paré el coche a la altura de la mujer, bajé la ventanilla y le pregunté por una calle conocida, ella en cuanto me vió reaccionó positivamente, me sonrió y arqueó las cejas, le gusté. Hay que reconocer que para un tío como yo es fácil atraer a las mujeres. Me hice el desorientado y le pedí que subiera al coche si llevaba la misma dirección, vaciló un instante, le sonreí y entorné los ojos. Subió al coche, aunque creo que se arrepintió en cuanto sus pies se tuvieron que abrir hueco entre los botellines de cerveza que acampaban por el suelo a sus anchas. En alquel instante pensé que aquella mujer cálida y sensual a pesar de su forma de vestir se merecía toda mi atención. De repente se me acentuaron las ganas de acercarme a ella, sentir sus manos y su boca, era una desconocida. Me dí cuenta que los cafés no habían hecho bien su trabajo y mi cerebro aún no estaba muy lúcido. Para "ligármela" no se me ocurrió otra cosa que exhibir mis abdominales. ¿Qué cómo lo hice? De la forma más impúdica y descarada. La tía no se podría resistir a un cuerpo como el mío, así que ni corto ni perezoso le pedí que me abotonara la bragueta. Le conté lo de siempre que había tenido una pelea y había recibido un golpe fuertísimo en el estómago y que lo traía desabrochado porque me molestaba. Ella no sabía que era una mentirijilla piadosa que usaba para ligar, colocaba el pantalón estratégicamente, lo bajaba de alante todo lo que podía dejando a la vista el vello púbico, así cuando subía la camiseta ofrecía unas vistas espectaculares. Aún no sé como se resisten y se precipitan para descubrir el resto que como os podéis imaginar es la parte más preciada de mi cuerpo, para mí claro.
Pues la chica con una habilidad maravillosa empezó a atarme los botones uno a uno sin rozarme un solo milímetro de piel, mi respiración se hizo más rápida y por un momento pensé que sucumbiría a mis encantos, pero como si de una enfermera profesional se tratase acabó de abrochar el último botón. Insistí metiéndome la mano para colocármela pero viendo la cara que puso me excusé diciendo. -Perdona, sólo me la estoy colocando, es que la tengo enorme y me molesta, es como vosotras cuando os colocáis el tanga-.
La acabé de fastidiar del todo, me miró con cara incrédula y me dijo:- Si no te importa me voy a bajar del coche y si te importa también me bajaré del coche-.
Enseguida me dí cuenta que el contenido de los botellines de cerveza que estaban en el suelo habían hecho estragos esa noche en mí y que debía de haberme quedado en el párking de aquella playa durmiendo la mona después de aquella fiessta. La chica se bajó del coche, la seguí con la mirada, se alejó, era preciosa, lástima no haber tenido una noche más tranquila.

FIN.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Mi amiga Esther.

Cuando Esther me contó lo que le había pasado, pensé que estaba desvariando, pero ése no era su estilo. Ella es una mujer sencilla, ni tan siquiera se maquilla, siempre va en vaqueros y con la cabeza encima de los hombros. No como yo, que la suelo llevar en el bolso, encima de la cazadora o entre las piernas de alguien que se precie, por supuesto. En cuanto entró por la puerta de mi apartamento con el pelo revuelto y soltó el bolso con un gesto airado sobre el sofá supe que me iba a contar algo importante. Abrió la puerta del armarito de la cocina, cogió un vaso y lo llenó de agua bajo el grifo, se lo bebió de un trago.
-Pero bueno, ¿qué te pasa?- le pregunté.
-Querrás decir, que es lo que no me pasa. He perdido un lacito de las bragas-.
-¡Bueno! Gravísimo, tendrás que tirarlas. Déjate de rollos-.
-Bien, me acabo de tirar a mi profesor de taekwondo- dijo arqueando las cejas.
-Ok, ahora entiendo lo del lazo de las bragas-.
-¡Coño! ¡Vete a la mierda! Que está casado y el lazo de mis bragas se ha quedado en el sofá de su despacho al menos que se lo haya tragado-.
-¿Cabría la posibilidad?-.
Ni tan siquiera me contestó, agarró el bolso y salió disparada escaleras abajo, me asomé al descansillo y la llamé, quería disculparme, no me lo tomé en serio pero era tan divertido verla así, con ese ataque de ansiedad, la llamé al móvil pero no me contestó. Ella que tanto se rie de mí en los grandes almacenes cuando elijo mis braguitas atendiendo a un montón de criterios. Bueno, así aprenderá lo importante que es elegir unas bragas cuando tenga una cita y comprobar que los lacitos están bien cosidos, sobre todo si el tío está casado o delicado del estómago.

lunes, 1 de noviembre de 2010

FANTASIA-2

El reloj acababa de dar las nueve de la noche. El estaba echado en el sofá y miraba la televisión sin prestarle atención, ella estaba sentada en un sillón bajo una lámpara de lectura y sostenía una taza de café entre las manos. Adormilada dejó escurrir la taza entre sus dedos y ésta fue a caer sobre la alfombra, ambos se sobresaltaron y se miraron a un tiempo.

El fue hacía ella y colocándose detrás puso sus manos sobre los hombros descubiertos y los masajeó, ella notó como deslizaba sus manos por sus brazos, como volvían a subir hacía sus hombros, acariciaban su cuello y su pelo, notó su aliento tras la oreja y su lengua caliente que empezaba a lamerla. Giró la cabeza buscando su boca, él tenía una boca perfecta que le ofrecía su lengua húmeda y su paladar suave, la abrió ligeramente para morderle los labios casi violentamente y puso sus manos sobre los pechos redondos y apretándolos con intensidad, deslizó sus manos bajo la blusa y con un gesto hizo estallar los botones dejando los pechos desnudos a sus ojos y manos.
Ella se revolvió en el sillón y se puso de rodillas quedando así frente al rostro masculino que la miraba con ansiedad, le quitó el jersey con rapidez casi con un movimiento torpe, le desabrochó, ahora más despacio el cinturón de piel y se abrazó a su cintura, puso sus labios sobre su torso mordiéndole los pezones al mismo tiempo que ponía sus manos sobre los glúteos masculinos, los apretaba sin parar. El la forzó con un gesto suave a arrodillarse en la alfombra y acabó de desnudarla, entonces se puso de pie frente al rostro de ella, cogió sus manos y las puso sobre sus sexo aún cubierto por los tejanos. Ella apretó sus manos sobre él y empezó a desabrochar los botones del pantalón uno a uno sin prisa, notando como el deseo los invadía a un tiempo, bajó sus manos empujando el pantalón hasta los tobillos y acarició sus piernas fuertes, pasó sus manos por el interior de ellas desde abajo hacía arriba hasta que alcanzó sus muslos causándole un agradable escalofrío, ahora su pene estaba al descubierto y duro, aproximó sus labios a él y lo absorbió con la boca durante un breve espacio de tiempo mientras él le revolvía el pelo con ambas manos, después se arrodilló frente a ella y besó su boca, empezó a lamer su cuerpo parando en sus pezones que rozó con su lengua mojándolos de saliva, dejándolos completamente empapados como el sexo femenino que ya chorreaba de placer cuando la boca de él llegó hasta allí, ella se arqueó profundamente cuando su lengua la penetró, giró sobre si misma y sintió como el pene de él se acomodaba entre sus glúteos impaciente por entrar, oyendo su respiración sobre su espalda ahora más rápido, cada vez más rápido, sintiéndose él dentro de ella, sintiendo ella como su sexo llegaba hasta su interior haciéndole gemir de placer, tratando de atraparlo en su interior mediante presiones intermitentes, mientras él se agitaba detrás de ella respirando más deprisa y jadeando sin parar. Después de ese momento se dejaron caer sobre la alfombra acurrucados el uno contra el otro sintiendo su calor.


FIN.

miércoles, 27 de octubre de 2010

FETICHE.

Aitana era una mujer muy sofisticada que conocí una vez. A mí me gustaba mucho, adoraba su sencillez, su juventud y sus enormes tetas. También veneraba su culo, me encendía nada más verla, cuando la notaba cerca de mí el calor que desprendía su cuerpo me atrapaba como si se crease un campo magnético entre los dos. Es que la tía no se daba cuenta que provocaba una reacción química en mi interior imposible de parar. Trabajaba en la planta superior de mi empresa, la muy cabrona sabía como me ponía, le encantaba hacerme sufrir, aparecía por mi sección con algún botón de la camisa desabrochado como por despiste o se agachaba a buscar cualquier papel en algún archivo cercano a mí.

Sus tangas eran de locura, a veces veía un lacito, un trocito de blonda, siempre transparentes y de distintos colores. Me gustaba uno rosita con corazoncitos de terciopelo rojo, yo pensaba y deseaba ser el elástico que acariciaba sus caderas. Y sus malditos tacones, siempre altísimos, repicando alegremente sobre las baldosas de la oficina, era como escuchar gritos de placer. Me la imaginaba a cuatro patas sobre mi mesa con alquel tanga y los tacones, no me quedaba más remedio que ausentarme un ratito de mi puesto, no me podía resistir. Después masticaba un chicle de nicotina a escondidas para que nadie se diese cuenta, no sabía tan bueno como un cigarrillo. También estar con Aitana sería mucho mejor que imaginármela o quizá también puede que se rompiese la magia. ¡Pero qué coño la magia para David Coperfield!¡Quién pillase a Aitana!

FIN.

viernes, 22 de octubre de 2010

DOLORES.

Antes de leer este relato escrito por mí os propongo que leáis la primera parte se titula DOLORES y está escrita por un amigo escritor, se llama Pedro, en mi lista de blogs escontraréis el suyo, PedroJescritor, entrad en él os va a sorprender con buenas historias. Después leed éste, es una pequeña historia hecha en conjunto esperamos que os guste la idea.


Un día Dolores después de tomar su café y su croissant antes de salir se dirigió a la barra. Le mostró una agradable sonrisa a Pepe, el joven camarero, extendió la mano hacía él con la palma hacía arriba y le ofreció un papel entre las monedas. En él había escrito sólo una palabra "llámame" y un número de teléfono. Se dirigió a la calle, hacía frío, ya era Febrero, se abrazó su propio cuerpo sosteniendo el bolso bajo el brazo. A los pocos minutos de llegar a casa sonó el teléfono, era Pepe, la curiosidad no le permitió esperar mucho. Aunque él casi sabía lo que quería la señora Dolores, quería vivir, quería a alguien que la sacara de su aburrida vida. Pepe estaba dispuesto a complacer a la Señora Dolores, que aunque ya era abuela a sus cincuenta años, conservaba sus curvas y la elasticidad de su piel, era mayor pero bonita. Pepe un chico menudo de apenas veinticinco años, tenía unos preciosos ojos verdes, su pelo era rubio y lo llevaba siempre muy corto. Decidió acudir a la casa de la mujer, ella le esperaba con un vestido de satén negro escotado, ajustado hasta la cadera, el chico entró de un modo cohibido, lo invitó a tomar café en el saloncito. Se sentó junto a ella, dejó la taza sobre la mesita y puso una mano sobre la rodilla de la mujer, ella le miró fijamente casi suplicandole en silencio que traspara la barrera que los separaba. El joven resultó ser un experto en romper el hielo. Acarició su cuello, era donde más se notaba su edad, y la besó detrás de las orejas, le mordisqueó los lóbulos y después introdujo su lengua en la boca de la mujer que se sintió rejuvenecer de repente, sintió la sensación de la humedad entre sus piernas, hacía tanto que no le pasaba, pero enseguida se acamodó . Sin saber como sus manos se encontraban acariciando el sexo del joven hombre, que enseguida se endureció. Clavó sus rodillas en el suelo y con su cabeza entre las piernas de Pepe se dispuso a beberse sus entrañas, Dolores lo recibió como si fuese el elixir de la juventud.

¿FIN?

martes, 19 de octubre de 2010

DESEO.


A ella le gustaba recorrer su cuerpo con sus labios mientras el descansaba desnudo en la cama, le acariciaba el abdomen con su pelo produciéndole un cosquilleo placentero, lo besaba en la boca, él le ofrecía su lengua y ella lo recibía como su mejor premio. Aplastaba su cara contra el sexo del hombre, lo chupaba, lo acariciaba con las tetas, se entretenía dándole lametones en la entrepierna saboreándolo entero.
Luego él se afanaba en devolverle las caricias, revolvía con la lengua entre sus muslos, le apretaba el culo con las manos, por un momento ellá pensó en dejarse llevar, pero él no la dejó. La penetró una y otra vez muy profundamente, la llenaba por completo, a veces produciéndole dolor, un dolor extasiante que de nuevo le hacía querer más, así hasta estar cansados, hasta no tener fuerzas, hasta conseguir el placer más alocado.

miércoles, 13 de octubre de 2010

FANTASIA-1

Cuando Ingrid llegó a la dirección que tenía apuntada en un papel arrugado se sorprendió del sitio, se trataba de una oficina desocupada situada en la planta baja de un edificio, se accedía desde el portal. Parecía que hacía tiempo que no iba nadie por allí. Empujó ligeramente la puerta que estaba entreabierta, entró y cerró detrás de ella. En la oscuridad notó como alguien se acercaba y ponía sus manos sobre su cintura, empezó a recorrer su cuerpo con ansiedad, a apretarle las tetas con las dos manos. Estaba tan pegado a ella que apenas podía respirar, pero le gustaba y excitaba.

Luchó contra el cinturón y la cremallera de su pantalón para poder llegar hasta la polla que la volvía loca, apenas la rozó con los dedos para metérsela en la boca y ya estaba dura. De rodillas delante de él y ya acostumbrados a la ocuridad podían entrever gracias a la claridad que se colaba entre las rendijas de las persianas. El la obligó a levantarse, le dió un beso muy húmedo en la boca y colocándose tras ella la invitó a incliarse hacia delante. En esta postura, agarrándose a sus propios tobillos y con el pelo revuelto y esparcido esperaba a que él arremetiera con su polla contra su culo penetrándola, era el momento de respirar hondo y gritar de placer a la vez que sentía como él se derramaba por sus piernas.

Advertencia: No realizar esta postura si no se tiene un gran sentido del equilibrio, peligro de romperse los incisivos superiores e inferiores.

sábado, 9 de octubre de 2010

Taxi, por favor!!!


A esa hora todos los bares ya estaban cerrando, después de tomar un último trago Christian se dirigió a la parada de taxis del centro, dejó a sus amigos decidiendo si iban a desayunar a la croisantería o a comer un bocadillo, él decidió que su estómago ya no le permitía ninguna entrada más de ningún sólido ni líquido. En la parada de taxis había varias personas, cuando llegó su turno ya era el último taxi que había en la parada, así que no dudó en compartirlo con Laura la conocía de toda la vida, vivía dos calles más arriba que él.
Laura era una mujer muy discreta con una media melena oscura como sus ojos y boca bien dibujada, siempre vestía de un modo muy femenino sin ser provocativa. Christian se percató de que la mujer lo miraba atentamente cuando pensaba que él no se daba cuenta, mantuvieron una conversación un tanto banal sobre la lluvia que no había dejado de caer en toda la noche y el buen ambiente que había en los locales que habían frecuentado. Quedaban pocos minutos de trayecto cuando el coche de delante dió un frenazo muy brusco, el taxi empezó a bambolearse de un lado a otro en la frenada y Laura acabó con la cabeza entre las piernas de Christian y hecha un manojo de nervios sólo de pensar en lo que podía haber ocurrido si el conductor no hubiera esquivado el coche.
Ante la situación tan comprometida la chica reaccionó del modo más inesperado, se incorporó como pudo y se subió a horcajadas abriendo las piernas sobre Christian, que perplejo no supo más que responder instintivamente mordiéndole los labios y acariciándole el culo, mientras le pedía al taxista que no parara. Las manos de Laura desabrocharon la camisa y aflojaron la corbata bajando habilidosamente hacía el cinturón y la bragueta de Christian que se las arregló perfectamente para subirle el vestido y sacarle las bragas a la impaciente mujer que enseguida dirigió su cara donde la escena había comenzado demostrándole al hombre un montón de cosas que sabía hacer con la lengua.
Mientras Christian no podía hacer otra cosa que gemir de placer y ver la cara que ponía el taxista a través del retrovisor tratando de ver la escena del asiento trasero. Laura empezó a subir de nuevo recorriendo el abdomen del hombre dibujando una circunferencia húmeda con su lengua, se detuvo en su cuello mientras él le bajaba los tirantes del vestido y ella quedaba con los pechos al descubierto al mismo tiempo que se sentaba sobre su sexo balanceándose sobre él hasta que consiguió introducirlo en el suyo. Después de un minuto agotador y varios baches que aceleraron el orgasmo deseado, ambos lanzaron gritos de placer ante las sorprendentes miradas del conductor. Mientras que ambos después de una mirada cómplice de satisfacción se colocaban la ropa y sin mediar palabra durante el resto del trayecto esperaron hasta que el taxi llegó a la calle de Laura, donde ella bajó después de darle un tímido beso a Christian de despedida en la boca.

lunes, 4 de octubre de 2010

PEPERMINT.

Llevaba quince minutos esperando en aquella cafetería del centro. Quién me mandaría a mí meterme en estos líos, lo que hay hacer a veces por tener una cita, parece lo más fácil del mundo, pues no. Al menos no para una mujer que se pasa el día metida en una oficina haciendo registros de entradas y salidas del almacén. ¿Con quién voy a ligar? ¿Con el chico del almacén? Ya lo hice, y la verdad es que lo tenía que haber pensado antes de abrir las piernas entre los palés cargados de impresoras de inyección. Incomodísimo, el chico no muy alto debió de terminar con agujetas en los dedos de los pies y yo con una astillita clavada en el culo que le tuve que pedir a mi hermana que me la quitase. La muy cabrona con las risas no era capaz de atinar con las pinzas de depilar y acabé con el culo lleno de pellizquitos irritantes de los cuales aún tengo alguna postillita.
Ya empezaba a pensar que el chico no vendría y menos si me había visto allí sentada con mi pepermint. Claro, ¿a quien le va a gustar una loca que bebe pepermint? Le dije que estaría tomando eso porque así me identificaría fácilmente. Le podría haber dicho que soy una mujer de mediana estatura, media melena y en fín mediocre...y claro entonces no habría venido.

Pero él vino, de repente entró un hombre muy alto y se sentó en la barra, pidió un refresco con dos pajitas. ¡Atención! Dos pajitas, la contraseña, era él y yo pensé:-¿qué voy a hacer con mi mediana estatura con semejante tiazo? Desde luego que en horizontal no se iba a notar pero imagínate si me lo hacía de pie, yo nunca he visto la vida desde semejante perspectiva ni con mis tacones más altos.
Me miró, y yo con mi vaso de pepermint en la mano le hice una señal de lo más ridícula, yo es que en este tipo de situaciones me crezco con nota alta. Así que el tipo con un gesto mucho más elegante que el mío se acercó a la mesa y se presentó, se llamaba Fran, que ya sería Francisco, pero claro carente de glamour y a aquel tío el “cisco” no le pegaba nada. Fran era mucho más viril, además ¿qué le iba a decir?:-¡Métemela Francisco! Por favor, que como el tío fuera rapidillo no me daba tiempo a terminar el nombre.
Tomamos un par de tragos más. Yo por no liar la bebida volví a beber lo mismo, y después nos fuímos a cenar, después una copa más y me acompañó a casa. El estaba de lo más cachondo, cuando entramos en el ascensor me metió la lengua hasta la laringe y me clavó la polla en el estómago, claro por la diferencia de altura. No me dió tiempo ni a ofrecerle algo de beber, aquello iba rápido, la ropa empezó a volar nada más entrar en casa. Ya estábamos en el salón frente al sofá y en ropa interior cuando me soltó el sujetador con la habilidad de un corsetero, me agaché y le froté las tetas sobre el slip, se los bajé sin darle tiempo a pensar nada y me dijo: -Espera, tengo algo para tí.
Sacó un condón y se lo enfundó, yo totalmente entregada, dirigí mi boca hacia el lugar en cuestión y de repente fue como volver a empezar. Sólo pensé:-¿quién sería el imbécil al que se le ocurrió inventar condones con sabor a pepermint?

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Póker de Ases.

Yo sola me convencí para aquella experiencia. Era una de esas cosas que crees que no vas a hacer jamás. Miento si digo que no se me pasó por la cabeza. El caso es que cuando me lo propuso pensé que se había vuelto loco pero le fuí dando vueltas y más vueltas y logré encontrar una variante que nos podría venir bien a ambos. Yo me pregunto por qué los hombres tienen todos la misma fijación: ¿qué le pueden encontrar al maravilloso trío? Lo gracioso es que cuando accedes y les dices:-Vale, estoy preparada, busca a un amigo y lo hacemos-. Ellos corriendo te responden:-No, no, yo me refería tú, yo y otra mujer-.Claro que yo lo sabía desde es principio, sólo lo estaba poniendo a prueba.

Bueno, pues así mismo sucedió, yo desde luego no iba acceder porque el resultado estaba claro, como conmigo ya sabía como era pues sencillamente se dedicaría a la otra, y yo tendría que acabar montándomelo como pudiera e improvisando, y a mí ,como dijo un conocido personaje de televisión, me encantan que los planes salgan bien, sobre todo los míos.
Mira por donde se me ocurrió la solución: un cuadruplo o como se diga. Así, todos contentos, para mi asombro, él accedió.
Lugar: hotel de cuatro estrellas, a una estrella cada uno, económico.
Día y hora: próximo sábado por la noche después de un par de tragos, no más, si no luego te pierdes, ten en cuenta que al final son ocho piernas y ocho brazos.
Y ¿quiénes?, pues bien, decidimos traer él a una amiga y yo a un amigo, así más tarde no tendría que odiar a ninguna conocida.
Conclusión: Fue una gran idea. Yo llevé un buen invitado, un chico con clase, altamente educado y cualificado para la ocasión, con un cuerpo maravilloso lleno de músculos y muy tentador, ¿qué dónde lo encontré? Bueno, pues...sencillamente ya estaba ahí, le conocía de antes, sin más y en cuanto se lo propuse sus ojos se achisparon y su bragueta se abultó.
Y ella, lo de ella no era ningún misterio, seguramente algún antiguo ligue o no tan antiguo. Tenía unas tetas enormes, cara de muñeca y un culo precioso, vamos perfecta. En el momento en que la ví pensé:-Me voy a aburrir tremendamente, la muy cabrona está buenísima y no me van a hacer ni caso-.
Tremendo error, la tía era perfecta en todo, y claro le encanté, fue fenomenal. Imaginaros, hotel perfecto, noche ideal, calentón irracional, y el mejor elenco de personajes...otro día os lo sigo contando.

jueves, 23 de septiembre de 2010

MI MALETA.

La azafata anunció que íbamos a tomar tierra, había esperado tanto tiempo este viaje. Casi no podía creerlo, llevaba meses soñando con las pantallas del aeropuerto y la cinta transportadorade equipajes. Mi destino: una pequeña isla del Mar Mediterráneo, mi objetivo: llevar a cabo un sueño, escribir un libro. Pero un libro de verdad.
La llegada no puede ser más emocionante, parada frente a la cinta de equipajes esperando a que salga mi maleta, siempre he temido este momeno, ¿y si no sale? Pasa una llamativa maleta roja, de esas rígidas, otra azul, un bonito juego de bolsos de viaje con cuadros tipo burberrys, todos son bonitos..., todo el mundo se agolpa para recoger sus maletas. Yo tengo una de las mejores posiciones, estoy en la primera fila. La boca de la cinta transportadora no deja de vomitar equipajes.Una señora me golpea un tobillo al recoger su “trolley”, es ese tipo de personas con un desparpajo que les convierte en un verdadero obstáculo, entorpeciendo a los demás. Segunda vuelta de la maleta roja, ¿qué ocurre? ¿Acaso su dueño no venía en el vuelo?., ¡segunda vuelta! Eso significa que ya han salido todas ¿y la mía?! Rápido tengo que valorar mi equipaje para poner la denuncia. Mi precioso vestido beige con estampado de amapolas rojas, ¡no volveré a encontrar un escote como ése! Y mis shorts tipo safari, mi maravilloso secador con mil ochocientos watios de potencia, ¡ah! Y mi toalla de terciopelo fucsia, ¡les va a salir un ojo de la cara! Van a aprender a cuidar de las cosas de los demás. ¡Ah! Ahí está mi querida maleta.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

SUEÑO.

Imagínate que sueñas que estás en una cama, el roce de las sábanas en tu cuerpo y otro cuerpo cerca del tuyo, quien tú quieras que sea. Siente como las yemas de unos dedos se deslizan por tu pecho, juegan con tus pezones y recorren con mucha suavidad tu abdomen, te produce un cosquilleo y te acarician los costados. Siente como esos dedos hacen un círculo alrededor de tu ombligo, te revuelves entre las sábanas y te vuelves egoísta, quieres más. Siente como la humedad de una boca se posa entre tus muslos. Imagínate que sueñas y de repente tienes que despertar...

martes, 21 de septiembre de 2010

Por fín es viernes

Clara acababa de llegar a la oficina cuando el tno. empezó a sonar. Le alteraba los nervios el que la gente no le diera ni un minuto para soltar el bolso y dejar la chaqueta tirada en una de las sillas. Era Leo, su amiga del alma, quería saber que tal le había ido el fín de semana. A Clara ya casi se le había olvidado, su tiempo pasaba tan deprisa que pocas veces miraba atrás, le costó hacer memoria a pesar de que había sido un buen fin de semana.

Ella y unos amigos se habían trasladado a una ciudad cercana, estuvieron cenando en un rte. italiano y luego fueron de copas, tuvieron buenas charlas, bailaron, bebieron y alguno que otro incluso no durmió solo, ella tuvo esa suerte. Pero cuando Leo le pidió detalles, se dio cuenta de que no se acordaba muy bien del nombre del chico, ¡qué más daba! Lo importante es que se lo supo hacer genial, pero sin más, no le causó ninguna otra mella.
Su obsesión era Ibon, un director adjunto de la oficina Central. Cuando sonaba el tno. y oía su voz se transformaba, se daba cuenta de cómo su ego crecía en su interior y cuando la conversación trascendía un solo milímetro a un campo no profesional entre bromas, notaba como se humedecía, a veces sin querer, mientras lo escuchaba se acariciaba el canalillo. Le atraía de un modo casi animal, cientos de veces se quedaba con la mirada fija en la pantalla del ordenador imaginado como entraba por la puerta del despacho, giraba la llave y se dirigía al escritorio. La levantaba en brazos y la sentaba sobre la mesa, empezaba a besarla en la boca y le lamía, el cuello, las orejas, se le erizaba el vello de los brazos y se le endurecían los pezones como si sucediera en realidad. Le gustaba imaginar la lengua de él dentro de su boca, esa caricia aterciopelada que le recorría el cuerpo, imaginar como le humedecía con ella cualquier parte de su cuerpo y como sería el tacto de su piel. Vibraba de placer pensando que se sentiría balanceándose sobre su sexo introduciéndolo hasta lo más hondo de su interior, después se despertaba bruscamente del sueño y volvía a la realidad de la patalla y se perdía entre los textos de los documentos con la sensación de bienestar que produce el sexo cuando es plenamente satisfactorio.


FIN.

La pobre Marta

Querido Diario, aún me pregunto después de haber pasado varias horas desde que mi amiga del alma Marta me desvelara su secreto, ¿cómo ha sido capaz de hacerle eso a su marido? Ella, la esposa perfecta, o mejor dicho la pluscuamperfecta, celosa de su marido y centinela de sus dos hijos. Recuerdo el día de su boda como de una función de teatro perfectamente ensayada se tratara. No dejó que ni un solo detalle se cruzara con el destino, personalmente pienso que su vestido de novia no debe haber visto la tintorería ni de lejos porque cuando terminó la celebración estaba tan inmaculado como cuando empezó.
Siempre admiré en ella esa extraña sensualidad y su manera de actuar. En ella se mezclan el exotismo de su tez morena y sus formas endiabladas con un resultado envidable. No me extraña que Jon, un hombre de naturaleza fría y calculadora perdiera los papeles y la cabeza por ella y acabara en el altar, y encima es el típico marido que mira embelesado a su mujer como si de una cuadro del “Prado” se tratara, y para colmo es un hombre atractivo al que ninguna mujer le haría ascos. Y que decirte querido “Diario” de sus dos maravillosos hijos, un niño y una niña, los dos preciosos, bien educados, respetuosos y cariñosos. Y aquí estoy yo, soltera a mis 35, y muríéndome de envidia. Y aún más cuando esta mañana mientras compartíamos un ratito con nuestra taza de café delante, no ha podido más y me ha confesado bajo secreto de sumario, es decir, que no se me escape ni una sola palabra o soy “mujer muerta”, que durante el fin de semana, en la tarde de compras del sábado, o eso creía su marido, le ha puesto los cuernos a Jon, éso si ha sido sin querer, pero no la 1ª vez. ¿Cómo se puede estar casada, tan ocupada y ser tan exitosa y ponerle los cuernos a tu marido sin querer?.
A mi éso no me pasa, bueno no me pasa ni la cuarta parte de todo lo que le pasa a ella, mi vida sentimental es tan aburrida, menos mal que la tengo a ella para aderezármela.
Ahora, que yo, la entiendo porque yo en su situación quizá hubiera hecho lo mismo. Querido Diario, ¿qué harías tú si llevarías una tarde de sábado completamente excitada y extenuada debido a 3 bolsas repletas de trapos bonitos que estás deseando estrenar y de repente te encuentras con un amigo de un amigo, que está incluso más bueno que tu amigo, en medio de una gran ciudad en la que te sientes tan chiquitita y vulnerable y te invita a un café?
Una gran pregunta, pues claro que por supuesto, no te lo tiras a la primera, pero es que la “pobre” Marta que llevaba horas encima de los tacones cuando se sentó en los sofás de aquella suntosa cafetería no podía dejar de acariciarse los tobillos. Mientras tanto, Alex, un hombre tremendamente atractivo, de ojos oscuros y mirada profunda, con pelo negro y una sonrisa arrebatadora, no le quitaba los ojos de encima. Después fueron juntos hasta el párking, ya que, él se ofreció a llevarla, pues ella, había hecho el viaje en autobús. El viaje que duraba unos tres cuartos de hora transcurrió entre conversaciones picantes e incitantes al adulterio, así que antes de llegar y después de una mirada cómplice entre los dos, Alex tomó un desvío y decidió enseñarle a Marta una pequeña casita de campo que tenía su hermano a la que solían ir a comer con los amigos algunos fines de semana.
Claro querido Diario, ponte en situación, Marta no se pudo resistir, imagínate, una casita encantadora, con una mesa para doce comensales, con bancos de madera, chimenea, cocina, un cuarto de baño, y un dormitorio como el de Blancanieves con una cama con colcha de cuadros rojos y verdes, una vez allí, no le quedó más remedio que tirar para adelante y hacer el esfuerzo de acostarse con ese tío macizo, que va al mismo gimnasio que yo, y que tiene una tableta de chocolate suizo y unos bíceps para desmayarse. Por supuesto, llegó a casa tardísimo porque como reincidió en el adulterio con el mismo tío, el mismo sitio y la misma tarde dos veces más, lo cual quiere decir que él se lo supo hacer de maravilla si no por supuesto ella se hubiera puesto las bragas enseguida. Pues imagínate ¿cuándo llegó a casa?, y aún así tuvo suerte porque Jon sólo le regañó un poquito por el viaje que le había metido a la tarjeta de crédito y Marta “ la pobre” Marta pensó, menos mal que me he pasado media tarde con Alex probando posturas varias y compartiendo un montón de momentos de placer. ¡Será frívola!, y yo aquí sin comerme un rosco y su marido toda la tarde cuidando de los niños y preparando la cena. . Y por supuesto mi querido Diario yo de ésto no pienso soltar ni palabra.


FIN.

Adriana

Cuando me preguntó como me llamaba, le dije Adriana, siempre me ha parecido un nombre sugerente. En aquella terraza de verano en un buen día de invierno, la gente tomaba un último trago antes de ir a cenar un viernes por la noche, aprovechando la buena temperatura y la ausencia de lluvia que desde hacía días no nos daba tregua.
A esa hora todo daba vueltas a mi alrededor, separada del grupo con el que había llegado y con los ojos de un "no desconocido" ya que le había visto varias veces por allí, clavados en los míos. Nunca se había dirigido a mí, me pareció extraño, pero que más daba, habría tenido un momento de lucidez, ¿no? al fin y al cabo quien no se iba fijar en una rubia de 1,65 con una 38, todo un estereotipo del erotismo. Sòlo pensé una cosa: bueno ya le diré que me llamo Esther mientras me fumo el cigarrillo de después de..., ¿qué puede pasar? que no quiera repetir, bueno no sería una novedad. Además, a lo mejor la que no quiere repetir soy yo, por que al final ,como todos, mucha planta, mucha miradita, y mucho sobeteo y después del último gritito se les olvida que estabas debajo...o encima, o bueno... quien sabe.
Pero bueno, tampoco quería juzgar antes de tiempo, y quien me decía a mí que iba a hacer una prueba de colchón con él, si todavía me estaba contando lo alucinante que era el no haber coincidido nunca conmigo en esta terraza. Si supiera que mientras me contaba todas estas mentirijillas, yo trataba de adivinar cuantos botones tendría su bragueta, lo mismo salía corriendo si es de los que le gusta llevar la iniciativa, así que me puse a contar las sillas metálicas apiladas junto a la máquina del tabaco.........

miércoles, 15 de septiembre de 2010

EL ESTILO PERSONAL

Todos sabemos que para escribir con calidad se necesita técnica y reescribir, reescribir, rescribir, pero quizás a veces, nos olvidamos de algo muy importante: que lo que escribimos con la intención de que llegue al lector sea con “calidad personal” y a este pequeño detalle yo le llamo MI ACTITUD DE ESCRITORA. Estaréis de acuerdo conmigo que si a una buena técnica le aportamos siempre nuestra individual actitud personal, el resultado será de una obra de calidad literaria con tu sello o estilo personal. Pues bien hablemos de eso.¿COMO SE ESCRIBE DE UN MODO PERSONAL?
El perfeccionismo representa un obstáculo muy serio para el escritor.. Es una de las aptitudes que obstaculizan casi por completo el desarrollo de una expresión propia. Vuestra escritura sois vosotros/as, vuestra manera de estar en el mundo.El escritor perfeccionista no se permite jugar. Contar historias es una forma de jugar…un juego serio.Todo esta escrito, el escritor/a reinventa nuevas vidas, nuevas situaciones, mezclando con emociones universales, su propia experiencia e imaginación.A la hora de escribir hay que hacerlo con un enorme impudor no hay que esconderse, sino dejarse ver por el lector, no es necesario formas extremas de exhibición personal.Sí aconsejable, en cambio, que una vez puestos en la tarea de escribir no dejéis de hacerlo desde un saludable descaro y sobre todo que os mantengáis alerta, para que las auto censuras, los tabúes, los escrúpulos éticos, sexuales, personales o de cualquier tipo no se conviertan en una especie de cilicio que oprima la imaginación.La escritura, es un espacio imaginario donde todo vale. En la vida habrás matado una mosca. Pero ahora en el momento de escribir ( sólo entonces y aquí), he de poder imaginarme y vivir como si fuera un asesino sin entrañas, una prostituta, un ladrón de bancos, etc. Para que una novela funcione hay que exponerse y romper los tabús.Hay que dejar que el juego nos arrastre, en suma, que los personajes tomen sus propias decisiones.Para escribir no hay que pensar. Escribir es imaginar. Imaginar es pensar con el corazón.La imaginación es la cosa mejor repartida del mundo. Es la materia de que está hecho nuestro pensamiento. La tarea consiste en distinguir cuándo pensamos y cuándo fantaseamos, cuándo estamos elaborando ideas de una manera lógica, cuando nos dejamos arrastrar por el flujo de las fantasías.
El escritor corrige con la cabeza pero escribe con el corazón.
Pensar con el corazón significa abrirse, ponerse en relación con uno mismo, establecer un equilibrio entre conceptos y emociones, ideas racionales e imágenes irracionales,pensamiento rígido y pensamiento fantaseador.
Escribir es volar sin motor.
La actitud del artista, ha de ser pasiva y receptiva .Acepta toda clase de material que acuda a su mente sin someterlos a crítica alguna, sin dudar ni cuestionarse de entrada, abrir el dique de la fantasía., de este modo, es muy probable que la escritura adquiera un sesgo propio y refleje de un modo intenso el mundo personal de sus autores.Ahora bien, ni el puro fantaseo, ni en el perfeccionismo literario a secas, reside la esencia de la creatividad. Los momentos auténticamente creativos de la literatura tienen lugar en una zona intermedia : allí donde el pensamiento dirigido y el pensamiento fantaseador se equilibran, se alternan y lejos de oponerse comienzan a trabajar al unísono.Es en esta zona de encuentro, de equilibrio, donde pueden venir a la página, a la historia, algunas correcciones técnicas muchos más creativas e inspiradas, que el fantaseo inicial.El éxito depende en parte que el escritor/a que empiezan asimilen una serie de técnicas y habilidades de expresión.Escribir en suma no es una forma de creerse importante, o un juego autista y ensimismado que nos aparta de la realidad..Escribir es un modo de explorar la riqueza de lo imaginario, de entender las cosas importantes que están en nuestro entorno, es una manera de vida Una actividad tan vinculada nuestra propia maduración que a menudo requiere los mismos cuidados, la misma capacidad de espera, y una paciencia, idéntica a la que tenemos para con todas las cosas que nos importa de verdad.Nace y se consolida con la práctica. Va madurando igual que el arte,al mismo tiempo que nosotros.
“Se deberá esperar y saquear toda una vida, a ser posible una larga vida; y después por fin, más tarde, quizá se habrían escribir las diez líneas que habrían de ser buenas. Pues los versos no son como creen, sentimientos,(se tienen siempre demasiado pronto) son experiencias. Para escribir un solo verso, es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas; hace falta conocer animales, hay que sentir como vuelan los pájaros.
Es necesario tener recuerdos de muchas noches de amor, enfermedades de infancia, haber permanecido sentado junto al muerto. Tampoco basta con tener recuerdos. Es necesario olvidarlos cuando son muchos, hasta que se conviertan en recuerdos nuevos.

PROFECÍA

Sólo cuando se haya talado el último árbol,
sólo cuando se haya envenenado el último río,
sólo cuando se haya pescado el último pez,
sólo entonces descubrirás que el dinero no es comestible.”
(Profecía de los Indios Cree)