viernes, 22 de octubre de 2010

DOLORES.

Antes de leer este relato escrito por mí os propongo que leáis la primera parte se titula DOLORES y está escrita por un amigo escritor, se llama Pedro, en mi lista de blogs escontraréis el suyo, PedroJescritor, entrad en él os va a sorprender con buenas historias. Después leed éste, es una pequeña historia hecha en conjunto esperamos que os guste la idea.


Un día Dolores después de tomar su café y su croissant antes de salir se dirigió a la barra. Le mostró una agradable sonrisa a Pepe, el joven camarero, extendió la mano hacía él con la palma hacía arriba y le ofreció un papel entre las monedas. En él había escrito sólo una palabra "llámame" y un número de teléfono. Se dirigió a la calle, hacía frío, ya era Febrero, se abrazó su propio cuerpo sosteniendo el bolso bajo el brazo. A los pocos minutos de llegar a casa sonó el teléfono, era Pepe, la curiosidad no le permitió esperar mucho. Aunque él casi sabía lo que quería la señora Dolores, quería vivir, quería a alguien que la sacara de su aburrida vida. Pepe estaba dispuesto a complacer a la Señora Dolores, que aunque ya era abuela a sus cincuenta años, conservaba sus curvas y la elasticidad de su piel, era mayor pero bonita. Pepe un chico menudo de apenas veinticinco años, tenía unos preciosos ojos verdes, su pelo era rubio y lo llevaba siempre muy corto. Decidió acudir a la casa de la mujer, ella le esperaba con un vestido de satén negro escotado, ajustado hasta la cadera, el chico entró de un modo cohibido, lo invitó a tomar café en el saloncito. Se sentó junto a ella, dejó la taza sobre la mesita y puso una mano sobre la rodilla de la mujer, ella le miró fijamente casi suplicandole en silencio que traspara la barrera que los separaba. El joven resultó ser un experto en romper el hielo. Acarició su cuello, era donde más se notaba su edad, y la besó detrás de las orejas, le mordisqueó los lóbulos y después introdujo su lengua en la boca de la mujer que se sintió rejuvenecer de repente, sintió la sensación de la humedad entre sus piernas, hacía tanto que no le pasaba, pero enseguida se acamodó . Sin saber como sus manos se encontraban acariciando el sexo del joven hombre, que enseguida se endureció. Clavó sus rodillas en el suelo y con su cabeza entre las piernas de Pepe se dispuso a beberse sus entrañas, Dolores lo recibió como si fuese el elixir de la juventud.

¿FIN?

1 comentario:

Anónimo dijo...

eiii!, bonito blog...me gusta su temario, me pasaré a menudo por aquí.

saludos desde Granada