martes, 21 de septiembre de 2010

Por fín es viernes

Clara acababa de llegar a la oficina cuando el tno. empezó a sonar. Le alteraba los nervios el que la gente no le diera ni un minuto para soltar el bolso y dejar la chaqueta tirada en una de las sillas. Era Leo, su amiga del alma, quería saber que tal le había ido el fín de semana. A Clara ya casi se le había olvidado, su tiempo pasaba tan deprisa que pocas veces miraba atrás, le costó hacer memoria a pesar de que había sido un buen fin de semana.

Ella y unos amigos se habían trasladado a una ciudad cercana, estuvieron cenando en un rte. italiano y luego fueron de copas, tuvieron buenas charlas, bailaron, bebieron y alguno que otro incluso no durmió solo, ella tuvo esa suerte. Pero cuando Leo le pidió detalles, se dio cuenta de que no se acordaba muy bien del nombre del chico, ¡qué más daba! Lo importante es que se lo supo hacer genial, pero sin más, no le causó ninguna otra mella.
Su obsesión era Ibon, un director adjunto de la oficina Central. Cuando sonaba el tno. y oía su voz se transformaba, se daba cuenta de cómo su ego crecía en su interior y cuando la conversación trascendía un solo milímetro a un campo no profesional entre bromas, notaba como se humedecía, a veces sin querer, mientras lo escuchaba se acariciaba el canalillo. Le atraía de un modo casi animal, cientos de veces se quedaba con la mirada fija en la pantalla del ordenador imaginado como entraba por la puerta del despacho, giraba la llave y se dirigía al escritorio. La levantaba en brazos y la sentaba sobre la mesa, empezaba a besarla en la boca y le lamía, el cuello, las orejas, se le erizaba el vello de los brazos y se le endurecían los pezones como si sucediera en realidad. Le gustaba imaginar la lengua de él dentro de su boca, esa caricia aterciopelada que le recorría el cuerpo, imaginar como le humedecía con ella cualquier parte de su cuerpo y como sería el tacto de su piel. Vibraba de placer pensando que se sentiría balanceándose sobre su sexo introduciéndolo hasta lo más hondo de su interior, después se despertaba bruscamente del sueño y volvía a la realidad de la patalla y se perdía entre los textos de los documentos con la sensación de bienestar que produce el sexo cuando es plenamente satisfactorio.


FIN.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que imaginación, ya me gustaria a mi verme en una así

Feli Silva

Prof.Rafael Román dijo...

Bonito blog. El comentario de la presentacion fantastico.

enhorabuena Ana